Por Yoel Almaguer de Armas
Foto: Tomada de Internet
Yoyita regresó a Guantánamo cuando tenía 67 años. Quería encontrarse con su sobrina Gina y con Cándido, un amor pendiente, de los años de juventud. Pero Yoyita murió, y fue su muerte el punto de partida del argumento de la película cubana “Guantanamera”, dirigida por Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío, en el año 1995.
El traslado del cuerpo de Yoyita de Guantánamo y hacia La Habana tuvo que ajustarse a un plan estatal diseñado para ahorrar dinero, que consistía en relevar los carros fúnebres en cada provincia. Situaciones y adversidades cotidianas enfrentaron Cándido, Gina y su esposo Adolfo, funcionario del estado, quienes asumieron el “viaje” del cadáver. Por el camino: amores, traiciones, carencias, evidencia y pronóstico de una sociedad que priorizaba entonces el papeleo y la burocracia.
“Guantanamera” es una crónica de la sociedad cubana de los años noventa. El traslado de un personaje fallecido es también el pretexto para mostrar en imágenes la vida del campo, algunas ciudades, la situación social, las vivencias de la gente y sus realidades.
Cuba fue la inspiración y obsesión de Titón. Sus largometrajes y documentales son el reflejo de las necesidades y aspiraciones de las cubanas y los cubanos. Por eso formaba parte de la escritura de todos los guiones que dirigió, porque era la manera de llevar su cámara al filo del contexto, con la idea de contribuir y mejorar su idea de país.
La Habana también estuvo en casi todas sus películas. Y en una ocasión expresó:
“El día que tuve por primera vez una camarita de 8 milímetros tuve la certeza de que eso era lo que iba a ser. Tenía muchas inclinaciones por la música, la literatura, la pintura, por la mecánica, la carpintería, los trucos de magia fueron las cosas que poblaron mi niñez. Tenía una aparente dispersión y todo ese se sintetizaba en el cine”.
Juan Carlos Tabío dijo que Titón ha sido, es y será uno de los artistas más universales que ha dado Cuba, no solo como cineasta e intelectual, sino también por su trabajo ensayístico de lo que significa el arte y el cine.
De Titón ya conocíamos“Fresa y Chocolate”, primera película cubana nominada a Premiso Oscar; “Memorias del Subdesarrollo”; y casi 30 años después de la “Muerte de un burócrata”, nos provoca con “Guantanamera”, un acto de rebeldía muy revolucionario, proponiendo el cine como espectáculo reflexivo de una sociedad vista desde dentro, sin atisbos extranjeros, que le hicieron proponer planos, ideas, sonidos, música, con plena coherencia social y política.
“Guantanamera” cumple hoy 26 años de su estreno, y fue la última película de Tomás Gutiérrez Alea. Sobre él, su viuda, la actriz Mirtha Ibarra reveló que Titón fue un creador feliz, que hasta sus últimos días hizo lo que quiso con su obra, sin sentir jamás censura, y a través de sus películas fue capaz de transformar mentalidades y dejar motivos para la reflexión.
“El cine es un instrumento valiosísimo de penetración de la realidad… el cine no es retratar simplemente. El cine es manipular. Te da la posibilidad de manipular distintos aspectos de la realidad, crear nuevos significados, y es en ese juego que uno aprende lo que es el mundo”, precisó Gutiérrez Alea.