El Día Internacional contra el Dengue es una fecha clave para concientizar sobre esta enfermedad viral transmitida por el mosquito Aedes aegypti. En un contexto de creciente incidencia en América Latina y el Caribe, esta jornada invita a gobiernos, instituciones y comunidades a reforzar las acciones de prevención, educación y respuesta sanitaria.

El dengue afecta a millones de personas cada año, especialmente en zonas tropicales y subtropicales. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que más de 100 países enfrentan brotes recurrentes, con consecuencias graves para la salud pública y la economía local.
- Síntomas comunes: fiebre alta, dolor muscular, náuseas, erupciones cutáneas.
- Formas graves: dengue hemorrágico y síndrome de shock por dengue, potencialmente mortales.
- Grupos vulnerables: niños, adultos mayores y personas con enfermedades crónicas.
Educación y prevención: claves para frenar el dengue
La lucha contra el dengue comienza en casa y en la comunidad. Las campañas educativas deben enfocarse en:
- Eliminar criaderos: recipientes con agua estancada, tanques sin tapa, neumáticos abandonados.
- Promover el uso de repelentes y mosquiteros.
- Fomentar la vigilancia epidemiológica comunitaria.
En Cuba, instituciones como el Instituto de Medicina Tropical “Pedro Kourí” y los consultorios del médico de familia desempeñan un papel esencial en la detección temprana y el control vectorial.
Un enfoque multisectorial y participativo
El Día Internacional contra el Dengue no solo convoca al sector de la salud cada 26 de agosto sino también involucra a:
- Centros educativos: con charlas, infografías y concursos escolares.
- Medios de comunicación: que amplifican mensajes preventivos.
- Gobiernos locales: que organizan jornadas de saneamiento ambiental.
Conclusión: Un compromiso colectivo
La efeméride es una oportunidad para renovar el compromiso con la salud pública, fortalecer la educación preventiva y construir entornos más seguros. Con información clara, recursos visuales efectivos y participación activa, es posible reducir el impacto del dengue y proteger a nuestras comunidades.
Por: Lic. Anabel Quiñones Aguero