Por el camino decidí coger botella. Me ubiqué en Infanta y San Lázaro, cómo quien viene de Progreso, para seguir por Infanta.
El carro marcaba el intermitente, le pregunté y tuve suerte:
– ¿Sigue por por Boyero?
-Sí, monta. Me dijo.
Al sentarme me explicó su recorrido.
Ella es jovial, debe andar por los 50. Me fue contando que a diario viene de Regla recogiendo a la gente.
«Si cada carro estatal recogiera una persona , ayudaba muchísimo».
Yo iba feliz , por ese pensamiento y porque en Boyero y Zapata recogió con mucho cariño a dos mujeres más. La sensibilidad y la empatía de esa mujer, te «hacía el día».
Con paciencia y sonrisa ella nos iba contando sobre los médicos que recogía, y sobre la filosofía de que «hay que ayudar a todos porque la vida es como un cachumbambé».
Tuve suerte, me dejó a unas 6 cuadras de mi destino.
Esto es solo una parte del agradecimiento, a esa mujer que en el logo de su carro tiene un Caracol y en la mente y el espíritu una gacela.