Industria biotecnológica cubana desarrolla interferones desde hace cuatro décadas

Hoy son una realidad medicamentos como el HeberFERON, el Heberon Alfa R y el Nasalferón, con gran demanda en el país en el enfrentamiento a la pandemia de la COVID-19, gracias a un grupo de investigadores que hace 40 años lograron el primer interferón, paso inicial en el desarrollo de la biotecnología cubana.

El Doctor en Ciencias Biológicas Irlado Bello Rivero, líder del proyecto HeberFERON en el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), contó en exclusiva a la Agencia Cubana de Noticias sobre la historia y evolución de los interferones en Cuba.

Señaló que en 1957 se descubrió el Alfa 2b Humano y en 1961 el Gamma Humano, por sus propiedades antivirales, pero no fue hasta el 28 de mayo de 1981 cuando, en una pequeña instalación cercana al lugar que hoy ocupa el CIGB, seis especialistas cubanos lograron el Interferón Alfa Leucocitario Humano.

En aquel momento se hizo realidad una iniciativa del Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, quien se interesó por tratar el cáncer con este producto y envió a un grupo de expertos a capacitarse sobre el tema en Finlandia, donde ya habían obtenido la molécula, y a su regreso al país se pusieron a trabajar en el proyecto y a profundizar en la tecnología.

Como resultado, explicó, comenzó a producirse en el territorio cubano el Interferón Alfa Leucocitario Humano, obtenido por primera vez de forma natural a partir de glóbulos blancos y leucocitos infectados con un virus.

Agregó Bello Rivero que esa formulación también se empleó con logros en el tratamiento de la conjuntivitis y el dengue hemorrágicos.

Se inauguró el Centro de Investigaciones Biológicas, donde se ahondó ese estudio; luego el CIGB surgió en 1986, y ya en la década de los 90 producíamos por vía recombinante Interferón alfa 2b y el gamma, aseveró.

El investigador cubano comentó que en 2016 se registró el HeberFERON para el tratamiento del cáncer de piel en células basales, sobre todo en pacientes avanzados y aquellos de alto riesgo de recurrir en la enfermedad, a partir de la mezcla de los interferones alfa y gamma contenidos en un solo vial.

Mientras que el Heberon Alfa R (Interferón alfa 2b humano recombinante), según el sitio digital del CIGB, es un importante modificador de la respuesta biológica y ofrece una salida terapéutica a enfermedades virales, inmunológicas y neoplasias.

Entre ellas se encuentra la infección por los virus de papiloma humano y de inmunodeficiencia humana, las hepatitis virales tipo B y C, herpes zoster y neoplasias.

A su vez, para evitar la transmisión del SARS-CoV-2 y fortalecer el sistema inmunológico se ha aplicado en el país el Nasalferón –formulación de Interferón alfa 2b humano recombinante por administración nasal–, que debido a las propiedades inmunomoduladora y antiviral del Interferón alfa logra una protección frente a la exposición al virus.

De igual forma, dentro de la cartera de productos del CIGB y a partir del empleo del interferón también se desarrolla el PEG-Heberon, dirigido al tratamiento de la hepatitis B y C crónica.

(Tomado de ACN).

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