Análisis realizados por el Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana en el trimestre de marzo a mayo del presente año corroboran que el grupo de 15 a 29 años de edad tiene la mayor tasa de incidencia por COVID-19 en el país, en relación con los otros segmentos poblacionales.
La doctora en Ciencias Matilde Molina, subdirectora de esa institución y miembro del Grupo Nacional de Psicología del Ministerio de Salud Pública (MINSAP), enfatizó en la necesidad de que los jóvenes y adolescentes tomen conciencia y también la familia, porque esta tiene un papel muy importante en la responsabilidad que debe asumir con ellos ante el virus SARS-CoV-2.
Este grupo es heterogéneo, también incluye a las edades pediátricas hasta 18 años, y los jóvenes mayores de 19 años que tienen otras características del desarrollo, señaló la especialista.
La composición es muy diversa pues comprende a los estudiantes, los trabajadores, otros que no estudian ni laboran y por lo tanto los comportamientos, las necesidades y la manera de afrontar esta crisis sanitaria también son diferentes, recalcó.
Es cierto que hay irresponsabilidades e incumplimientos en los cuales tenemos que llamar la atención, es importante buscar en ellos los móviles que le pueden hacer pensar y reflexionar sobre estos elementos como el desarrollo que tienen sobre sí mismos (la autovaloración), quien soy, cómo soy, la función autorreguladora en este grupo de edad, esclareció.
Molina expresó que en el grupo de 20 a 29 años hay otro elemento importante desde sus propios componentes psicológicos que también ayudan a potenciar el nivel de conciencia y de desarrollo hacia la búsqueda de la autorregulación de la personalidad.
Al referirse a las secuelas que deja la COVID-19 en adolescentes y jóvenes, desde el punto de vista de la salud mental, la doctora Molina dijo que los estados emocionales negativos, a veces la incertidumbre produce ansiedad, el estrés, la perspectiva futura que siempre tienen los jóvenes en esta ocasión la ven limitada, entre otras.
Este es un momento no solamente para pensar en el presente, sino en el futuro y buscar nuevos conocimientos de la investigación novedosa y en el caso de los jóvenes trabajadores indagar sobre recursos de ayuda, explicó la doctora en una comparecencia por la Televisión Cubana. Asimismo, advirtió sobre el uso de las nuevas tecnologías, una de las maneras en que los jóvenes y adolescentes están pasando el tiempo en este confinamiento; hay que controlarlos porque el tiempo que el adolescente esté frente a un celular hace mucho daño, no solo psicológico, sino también físico, y es responsabilidad de la familia, advirtió.
Estar mucho tiempo frente a la pantalla es una de las causas que genera ansiedad, también puede crear contactos a través de redes en la búsqueda de información que no es nada saludable, y muchas veces los padres desconocen con quien se están comunicando los hijos.
Alertó la experta que en el caso de los jóvenes es más difícil, porque estos después de los 20 años tienen independencia, poseen su propio celular, pero también es importante que conozcan, se informen pero traten de poner límite en el tiempo del uso de las pantallas, que se convierte en una adicción.
Expresó, además, que en el caso del teletrabajo se atrasan labores, por el tiempo que se le dedica al celular, por estar conectados, pero además uno de los elementos importantes que tienen como consecuencia el uso excesivo del móvil son los trastornos del sueño, que afectan a la salud mental de los adolescentes y jóvenes.
La especialista llamó a cumplir las medidas higiénico-sanitarias adoptadas, uso de la mascarilla, lavarse las manos todo el tiempo, incluso en las casas, pues según los estudios de ese centro corroboran que el
contagio de la familia y fundamentalmente en niños, jóvenes y adolescentes ocurre dentro del hogar.
Ante cualquier síntoma de algún miembro de la familia recomendó usar el nasobuco, también alertó sobre el papel de la familia con el fin de evitar la transmisión del virus, sobre todo en aquellos jóvenes que ya
tienen familias formadas.
Desde marzo de 2020, cuando se reportaron los primeros casos de la pandemia en Cuba, se acumulan 161 997 contagiados con el virus SARS-CoV-2, causante de la COVID-19, y 1 118 fallecidos por esa causa,
según el parte emitido hoy por el MINSAP.
Cabe señalar las elevadas cifras de contagios en los menores de 20 años que al cierre de ayer se diagnosticaron 223, de ellos 202 en edades pediátricas (hasta 18 años).
En este apartado se acumulan 21 707, de los cuales hay 1 103 activos ingresados en instituciones y terapia intensiva.
Entre otros consejos necesarios desde las ciencias sociales para enfrentar la pandemia, la doctora Molina recomendó tener más conciencia con el grupo de 60 años y más, pues este sigue siendo el de mayor riego
para adquirir la enfermedad y fallecer por complicaciones debido a las comorbilidades que padecen.
(Tomado de ACN)