Pesista cubana Ludia Montero quiere hacer historia en Tokio 2020

Ludia Montero quiere hacer historia en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, al igual que lo hizo hace dos años en el Campeonato Mundial de levantamiento de pesas de Pattaya, Tailandia, donde se convirtió en la primera mujer cubana pesista en conseguir una medalla.

Montero, hasta ese momento en los 49 kilogramos (kg) y con 20 años, debutó con la presea de plata en su primer certamen del orbe y nueva división de los 45 kg, como parte de la estrategia para su clasificación para la cita multideportiva japonesa, programada del 23 de julio al 8 de agosto próximos.

La sorpresa fue en grande, ya que el metal plateado llegó con 76 kg en arranque y 91 kg en envión, para un total de 167 kg.

Pero su carrera ascendente al primer nivel continúo en enero del siguiente año, cuando logró medalla de bronce en el arranque de los 49 kg de la Copa del Mundo de Roma 2020, Italia, donde además quedó en el quinto lugar en envión y biatlón.

Con estos resultados en torneos de primer nivel, Montero llegó a la capital nipona con el propósito de incluirse entre las ocho finalistas, aunque como bien explicó a la Agencia Cubana de Noticias, la competencia dirá la última palabra.

Todos –el equipo- estamos en Tokio con el mismo propósito, pero “en la competencia nunca se sabe lo que va a pasar, vamos con un pronóstico, pero todo puede suceder, siempre se puede superar y una siempre tiene que estar optimista, vamos por lo mejor”, expresó la pesista de la oriental provincia de Granma, quien quiere aprovechar bien sus primeros Juegos Olímpicos.

“Con los registros que tenemos creo que sí podemos estar entre los ocho, incluso siempre decimos entre los ocho, pero podemos estar entre los lugares más cercanos a los primeros de los ocho”, detalló.

Sobre sus principales rivales señaló a las representantes de China y la India, mientras que por el área la de Estados Unidos.

La entrevista con Montero no pudo terminar con la obligada pregunta a las pesistas, la relacionada con sus inicios, a lo que respondió que fue en su natal municipio granmense de Río Cauto.

Al respecto, apuntó que el comienzo fue contradictorio, ya que nunca le gustaron las pesas, pero con la insistencia del entrenador y el actuar de su padre, la enrolaron en un deporte que actualmente ama.

“Me le escondía en la escuela al preparador, quien siempre me dijo que tenía muy buenas condiciones naturales, hasta que un día me dijo que le faltaba una niña, que hacía falta que le completara el equipo para una competencia provincial, me convenció y resultó que fui la única seleccionada para en la Escuela de Iniciación Deportiva Escolar (EIDE).

Yo no quería, pero mi padre me planteó que probara y me gustaba, entonces me quedara. Entré en contra de mi voluntad y ante mis reclamos, me planteaba que me iría a buscar el fin de semana, pero nada, hasta que “me acostumbre, me gustó y aquí estoy en mis primeros Juegos Olímpicos”

“Muy pocas personas que me ven piensan que soy pesista, a no ser por el volumen de mis muslos, propio de los pesistas. Considero que las pesas no deforman el cuerpo de las mujeres, que se ponen como un hombre, solo son habladurías, por lo que le digo a todas las que quieran levantar pesas que lo hagan sin miedo a lo que se dice erróneamente”.

Tampoco faltó el mensaje: “todas somos muy femeninas, nos arreglamos, nos maquillamos, creo que tenemos un buen cuerpo, bastante parejo, así que “las exhorto a todas para que lo prueben para que vean que el levantamiento de pesas es un deporte espectacular para hombres y mujeres”.

(Tomado de ACN).

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