Por Yoel Almaguer de Armas
Fotos: Tomadas del perfil en Facebook de la entrevistada.
Hay mucha similitud entre Claudia Lugo y La Habana: grietas y música. Guerreras las dos.
Tiene este Canal capitalino la burundanga, el hechizo, o sabrá Dios qué misterio preparó para generar lealtad de ella hacia este lugar, ubicado en las calles Mazón y San Miguel.
Cuando era estudiante de Periodismo no le gustaba la televisión. Era un poco rebelde, me confiesa, aunque esa es casi una virtud de casi todos los estudiantes de la carrera, “que creen que van a cambiar el mundo”.
“La televisión me parecía un poco banal y que no hacía un periodismo real. Yo renegaba de ella, pero tenía que pasar por esa asignatura”.
“Me habían hablado de Canal Habana, que era un medio muy fresco, que ejercía mucho la crítica, y que era un lugar donde le daban oportunidades a los jóvenes periodistas. Por eso fue que me interesó el Canal, y cuando llegué me di cuenta de que se hacían cosas muy atrevidas.”
Aquella primera ilusión, de años universitarios, no ha cambiado para Claudia, y quizá por ese motivo esté aún en Canal Habana.
“Mi tesis la hice en el Canal y gracias a ello soy una profesional. Me enamoré de las dinámicas de aquí, y he ido conquistado mi espacio con mucho esfuerzo, sacrifico y trabajando muy duro, superándome. Ya llevo siente años que no han sido nada fáciles, pero he tenido personas que me han apoyado muchísimo”.
“Somos una familia con diferentes características y caracteres, pero siempre unidos, y que te enseñen eso o te lo impregnen desde tu formación es importante a la hora de desempeñarte como periodista. Debe prevalecer la ética, por encima de todo, y en Canal Habana ese es uno de los principios que te enseñan. No somos perfectos como medio de prensa, pero sí hay tremendo corazón intentando sacar las cosas adelante y mucha gente talentosísima, comprometida con el periodismo de Cuba”.
“Canal Habana ha sido mi cuna, pero no todos los días han sido sencillos y alegres, hay días que, como en todas las familias, no estamos de acuerdo en las formas de hacer. Sin embargo, uno tiene que tener humildad y aprender a escuchar para que el trabajo salga con dignidad”. Claudia Lugo ha trabajado en la Revista Buenos Días; en el programa Arte 11 de Canal Caribe, donde experimentó la transmisión en vivo bajo la dirección de Clotilde Serrano y antes fue parte del equipo de Sitio de Arte, con Julia Mirabal, “que para mí es una de las escuelas más importantes que he tenido”.
“En el tiempo de la pandemia tuve la propuesta de trabajar fija en el Sistema Informativo de la Televisión Cubana. Yo no he dejado de experimentar todo lo que he podido, esa ha sido una de las facilidades que me ha dado Canal Habana. El trabajo allí te absorbe, pero te prepara de tal forma como profesional que cuando llegas a otros medios o espacios se te hace más sencillo”.
Canal Habana es un lugar donde la mayoría de las cosas se hacen a base de bomba, corazón y alma, asegura Claudia.
“Me mantengo en el Canal porque lo siento como mi casa, siempre regreso ahí porque es donde me siento cómoda y feliz, y porque en cada uno de los lugares a los que he ido he aprendido, sigo aprendiendo y me encantan, pero no siento que sean mi sitio. Aún no he llegado a un lugar donde sienta: sí, voy a echar raíces aquí”.
El periodismo cultural no era el interés inicial de Claudia. La recibieron en el Canal y “así comenzó mi romance, pero me enamoré del periodismo cultural en Sitio del Arte, que para mí fue asombroso”.
“Me gusta desarrollar los reportajes, las crónicas y las entrevistas, los temas polémicas dentro del periodismo cultural, reportajes seriados, temáticas que no hayan sido tan abordadas o que desarrollen el debate. Me gusta demostrar que en el periodismo cultural se pueden hacer cosas interesantes, porque es un sector bastante minimizado”.
Claudia Lugo conoce muy bien qué se pudiera mejorar en aras de agilizar la dinámica informativa a la hora de hacer la cobertura de prensa, sobre todo para Habana Noticiario que requiere inmediatez incorporada.
“A veces, en medio de la cobertura, tienes que estar redactando para editar en cuanto llegues. Es un estrés que te forma como profesional. Te da un oficio a la hora de hacer las coberturas que muchas personas en otros medios de prensa no tienen, porque no viven eso que vivimos nosotros. Esos tragos amargos tienen sus partes buenas y su cara oculta noble”. “Como eres provincial tributas a un sistema nacional de televisión; pero no eres el centro de la noticia, independiente de que Habana Noticiario se ve por la cajita, y es un noticiero muy consumido. El límite de ser provincial te lo pones tú si quieres. Para mí, Canal Habana siempre será nacional, el orgullo de pertenecer a este lugar no me limita a una provincia. He tenido personas que me escriben de otros lugares del país, que siguen mi trabajo, y eso me gratifica mucho”.
“Canal habana es mi escuela, mi cuna. Es el lugar donde he padecido. Canal Habana ha visto todo mi proceso, no solo desde el punto de vista profesional, sino afectivo. Hasta mi papá forma parte de las dinámicas del Canal cuando preguntan por él, y eso habla de la familiaridad que tengo en este lugar. Yo sé que va a llegar el momento en que quizá ya no pueda salir en cámara. Sin embargo, mientras la vida me lo permita trataré de apoyar a las personas jóvenes que llegan al Canal, y a Caridad Bermúdez, que es una persona muy importante y mientras ella esté allí, yo estaré al lado de ella”.
¿Qué momentos te han marcado más como periodista de Canal Habana?
“La situación de la pandemia ha sido lo más difícil que he enfrentado como periodista y ser humano. Cuando te sientes periodista te creces y tienes que estar en el ojo de la noticia. Hay veces que me preguntan cuál es mi hobby, y mi trabajo me gusta tanto que para mí, ese es mi hobby”. “La pandemia me ha marcado mucho. Tengo la responsabilidad de cuidar a mi papá. Tuve que asumir la casa, el cuidado de mi padre y estar lista para mi canal. Asumí la parte cultural y la parte de los reportajes en la calle, en centros de aislamiento, en hospitales. Es una experiencia que me ha hecho crecer como profesional y ser humano. Agradezco mucho estar viva, tener a mi papá a mi lado. La COVID-19 me ha enseñado a tener humildad ante la vida”.
Eres de las periodistas jóvenes con más tiempo de trabajo en Canal Habana. ¿Qué te hace mantenerte en el mismo lugar, cuando emigrar de trabajo ha sido lo recurrente en la mayoría de los colegas de las últimas generaciones?
“He estado en todo tipo de medios, pero no han sido lugares donde puedo echar raíces. Canal Habana no sé si me tiene embrujada pero él y yo hemos tenido una relación bastante larga, y con una lealtad tremenda. Yo creo en la lealtad y yo le tengo mucha lealtad al Canal y a su colectivo. Traicionarlos, sería como ir en contra de mi naturaleza y mi forma de ser. No he encontrado un proyecto que me llame más la atención que hacer periodismo en Canal Habana”. “La mejor manera de ser mejores buenos profesionales es escuchar a las personas que consumen, ponernos en el lugar del televidente, no perdiendo nunca la perspectiva de lo que es noticia, intentar decir la verdad por encima de todo, y no traicionar nuestro principios ni a nosotros mismos”.
¿En qué se parece Claudia a La Habana?
“Claudia como La Habana ha tenido que ver partir a muchos seres queridos. A pesar de sus grietas, de pasar momentos amargos como ciclones, tempestades, trata de reinventarse día a día, de mantenerse alegre, creativa, con su música, porque la música es un punto en común entre Claudia y La Habana. A pesar de todo lo que ha pasado y de todo lo seguirá pasando, siguen fuertes y resisten al tiempo, a todo lo que se les enfrenta. Es una guerrera por encima de todo”.