Más de 300 mil médicos integran actualmente la nómina de graduados de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) de Cuba, red de galenos que llevan los servicios de salud a diversas regiones del planeta.
No es casual por estos días conocer de egresados en la primera línea de enfrentamiento a la pandemia de la Covid-19, como tampoco del grupo de profesionales formados en la institución que asistieron a la población de Haití, tras los terremotos ocurridos en esa nación del Caribe en el año 2010 y en agosto último.
La historia comenzó cuando los huracanes George y Mitch devastaron Centroamérica en 1999, con un saldo de alrededor de 10 mil muertos y desaparecidos.
Cuba envió brigadas médicas a zonas afectadas de la región y el presidente Fidel Castro propuso iniciar la formación en Cuba de galenos de esas naciones, idea concretada con la fundación de la ELAM el 15 de noviembre de ese año. La doctora Yoandra Muro, rectora de esa universidad internacional, explicó a Prensa Latina que la escuela comenzó con una representación de 18 países, y en estos momentos hay graduados provenientes de 117, de todos los continentes.
Un aval de la institución constituye la reciente entrega a la carrera de Medicina de la condición de ‘excelencia’ por la Junta de Acreditación Nacional, órgano para la evaluación con altos estándares de calidad de los centros de educación superior en la mayor de las Antillas.
Varios de sus egresados ocupan hoy posiciones de liderazgo a nivel internacional, entre los que destacan dos representantes de la Organización Panamericana de la Salud; un graduado que participó en la elaboración de la vacuna rusa Sputnik V contra la Covid-19 y la doctora Ariana Campero, quien fue ministra de Salud de Bolivia y luego embajadora de ese país en Cuba.
Según la estudiante colombiana de nuevo ingreso Cindi Paola, la decisión de estudiar en la ELAM ‘viene desde que tenía siete años, cuando veía los aviones que pasaban llenos de médicos cubanos por mi pueblo de Río Blanco, al sur de Tolima, y me decía que quería ser como ellos’.
La joven forma parte de una matrícula a la que pertenecen hoy dos mil 171 alumnos, de los cuales 485 cursan estudios de posgrado.
La formación en la escuela conjuga el conocimiento en profundidad del sistema de salud, con el de la sociedad cubana, al continuar estudios a partir del tercer año en los centros de enseñanza de ciencias médicas de todo el país.
‘Los cubanos tienen una característica, y son sus ganas de ayudar. Me sorprendió cómo a pesar de las carencias derivadas del bloqueo, ellos comparten con nosotros lo que tienen’, insistió el estudiante palestino Salett Hethnawi.
El claustro de profesores, conformado por 64 doctores en Ciencias, unido al desarrollo de un programa de actividades docentes y extracurriculares, permiten complementar una formación tanto humana como académica.
Así lo confirmó Mohamed Nejem, también proveniente de Palestina, para quien ‘en la ELAM no solo aprendes medicina, sino también la sencillez, la humildad y el respeto a otras culturas, religiones y creencias’.
Sobre los requisitos para el ingreso a la institución, la doctora Muro comentó que se otorgan entre 400 y 500 becas anualmente, para las cuales los aspirantes deben ser personas de bajos ingresos económicos y tener un título de bachiller.
Entre las naciones presentes en la ELAM desde sus inicios se encuentra Estados Unidos, a raíz de las gestiones del reverendo estadounidense Lucius Walker y el proyecto Pastores por la Paz, que permitieron la llegada de los primeros estudiantes de la nación norteña.
Las modalidades de estudio para el ingreso a la institución son la formación totalmente gratuita, a la que pertenece la mayor parte de la matrícula; la de convenio, en la cual los gobiernos corren con el gasto de la carrera, y los alumnos autofinanciados.
Esta última opción, señaló la directora, constituye la de menor cuantía de becarios (84, de dos mil 171) y representa una muestra del prestigio del centro a nivel internacional, pues estos jóvenes eligen estudiar en Cuba.
‘Tengo planes de regresar cuando me gradúe y continuar estudios de posgrado’, apuntó el ghanés Ayamerath Kwadwo; mientras para Leonel Omar la prioridad será volver a su natal Filipinas ‘para servir a las comunidades más necesitadas’.
Los alumnos de la ELAM cuentan con una Asociación de Egresados con reconocimiento internacional y personalidad jurídica, que les permite comunicarse y adoptar acciones concretas en favor de la ayuda a otros pueblos.
A la altura de estos 21 años, insiste su rectora en que se cumplió el sueño de Fidel Castro, quien aspiró a que todos los graduados de la ELAM interactuaran por el mundo.
‘Si ponemos en el mapa mundial a esos egresados, podemos conformar esa gran red’, ratifica.
(Tomado de Prensa Latina)