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Instituto Carlos Rafael Rodríguez, otro encuentro de historia y modernidad

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En el edificio número 51 de la calle Monte se respira esa mezcla rara de lo antiguo con lo nuevo, de la arquitectura tradicional con el diseño más moderno. En sus pasillos, aulas y vitrales se percibe la historia, pero también se vislumbra el futuro. Entre escaleras de caracol recién restauradas, techos de vigas de maderas, paredes de azulejos que recuerdan a La Habana colonial y balcones con impresionantes ventanales de doble hoja, hay obras de arte, representaciones del pensamiento martiano, luces led y material educativo de avanzada. Además, hay estudiantes, libros, profesores… vida.

Lo que fuera fábrica de tabacos, imprenta, local abandonado, es ahora un centro de enseñanza. El Instituto Politécnico “Carlos Rafael Rodríguez Rodríguez” se suma a la lista de escuelas que durante los últimos años abrieron sus puertas en La Habana Vieja. La Oficina del Historiador lo consiguió otra vez.

“Las instituciones educativas de todo tipo, no solo escuelas, siempre han estado entre las prioridades de restauración de la Oficina del Historiador de La Habana. Fue el propio Eusebio Leal quien fundó hace más de veinte años un aula en cada museo, para que los estudiantes del municipio rotaran por ellas en vínculo directo con la historia y la cultura”, explica a la prensa cubana Perla Rosales, Directora Adjunta de dicha Oficina.

En ese contexto, el nuevo instituto responde también a la urgente necesidad de formación en carreras técnicas, pues la Habana Vieja no contaba con un colegio de este nivel escolar. Anteriormente, el edificio multifuncional de la Manzana de Gómez que precedió al actual hotel acogía un centro de enseñanza técnica profesional. Al cerrar, los jóvenes que allí cursaban estudios fueron trasladados a otros municipios.

El local donde radica el Politécnico “Carlos Rafael Rodríguez Rodríguez”, estaba abandonado desde mayo de 2010. Antes cumplía funciones de imprenta como parte de la Unidad Nacional de Propaganda Gráfica Nacional de la CTC. Pero su historia no empezó con el triunfo revolucionario.

En sus orígenes, allá por el año 1867, acogía la fábrica de tabacos “La Excepción”. Pertenecía al catalán Josep Gener, uno de los más poderosos industriales tabacaleros en Cuba. Tras un incendio devastador en 1884, la propiedad fue reconstruida con proporciones mucho más amplias, tres pisos y adaptaciones espacio-funcionales propias a la época.

Gener no solo era un adinerado empresario; además, se desempeñaba como Coronel de Voluntarios de La Habana. Cumpliendo ese rol, le tocó presidir el consejo de guerra contra los estudiantes de medicina que fueron falsamente acusados de la profanación de una tumba española. Fue también quien anunció los nombres de los ocho muchachos condenados a muerte.

Probablemente por ello, quienes siglo y medio después inauguran una escuela en lo que fuera su fábrica, consideran un acto de justicia histórica ponerle el nombre del gran intelectual, revolucionario y comunista Carlos Rafael Rodríguez.

Para María Isabel Martínez, arquitecta y Jefa del Departamento Inversiones Malecón y Extramuros, tiene sentido también porque, entre sus muchas facetas, Carlos Rafael Rodríguez era un gran economista y en el nuevo politécnico se estudiarán especialidades pertenecientes a este campo.

La especialista a cargo de las obras constructivas comentó a Cubadebate que ninguna escuela habanera llevaba su nombre, pero el nuevo centro salda esa deuda con altura. Hijos, nietos y bisnietos de Carlos Rafael Rodríguez colaboraron con la donación de objetos personales, fotografías, documentos, epistolario, para conformar una sala monográfica que acerque al alumnado a la vocación pedagógica y revolucionaria del líder revolucionario. “Además, el Museo de la Revolución donó varios objetos de gran valor histórico, porque le pertenecieron, y también se encuentran allí”.

Sala de historia Carlos Rafael Rodríguez en el Instituto Politécnico que lleva su nombre. Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate.

La Oficina del Historiador recibió el inmueble destinado al nuevo politécnico prácticamente en ruinas. “Aunque esta edificación posee unos valores arquitectónicos muy grandes, estaba en un proceso de cierre por el marcado deterioro de su estado técnico constructivo. Todas sus estructuras estaban colapsadas, las vigas del techo y los entrepisos de madera-estaban podridos. Hubo que hacer un proceso de demolición interior para poder echar a andar una nueva obra”, recuerda María Isabel Martínez.

María Isabel Martínez Oliver, Jefa Departamento Inversiones Malecón y Extramuros. Foto: Alexis Rodríguez.

Solo se conservó la fachada original y algunos elementos internos como escaleras y salones, por lo que la renovación tardó seis años en culminar. En tiempos en que el país enfrentó una fuerte crisis financiera, el esfuerzo sostenido del equipo de la Oficina aseguró que la obra no se detuviera.

Para esta intervención, el presupuesto en moneda total ascendió a los 20 millones de pesos cubanos, y cubrió todos los gastos de la obra civil del inmueble y su avituallamiento interior. Se combinó el presupuesto estatal con un crédito saudita que maneja la Oficina del Historiador para la ejecución de obras sociales en la Habana Vieja.

Desde sus inicios, la restauración del edificio entró dentro del presupuesto de inversión que nos entrega el Ministerio de Economía y Planificación (MEP). Luego, tuvimos la posibilidad de incorporar el proyecto como parte del Fondo Saudita para el Desarrollo. Esto posibilitó la obtención de recursos que hoy son deficitarios, de difícil acceso al sistema de importación por la no existencia de suficiente de moneda libremente convertible”, puntualizó la Jefa del Departamento Inversiones Malecón y Extramuros.

En el caso del diseño de interiores de la escuela, las especialistas propusieron el trabajo con objetos reciclables. Explicaciones de las arquitectas Marisol Fernández y Lourdes Gómez, a cargo del proyecto de interiorismo, expuestas en el centro lo reafirman. “El concepto principal tiene su arraigo o fundamento en la ecología, y trata de mostrar cómo es posible reciclar cada objeto para extender su vida útil y así aliviar el gasto excesivo y tantas veces innecesarios de las materias primas del planeta”.

Por tanto, todas las obras expuestas allí pertenecen a artistas cubanos que trabajaron únicamente con materiales reciclables. “A la entrada hay un mural donde se expresa claramente el uso de objetos que normalmente se botan, pero que en este caso han servido para una hermosa obra de arte. El escudo del patio central de la escuela está hecho con recortes de losas de cerámica blanca, roja y azul. El Martí hecho por Eduardo Abela está pintado sobre una tabla de madera y es maravilloso”, enumera Martínez.

“Lo más importante de todo esto es el tesón y la disciplina con que se mantiene cada obra”, destacó Perla Rosales. Una vez terminados los detalles pendientes en la construcción, la Oficina del Historiador no se desentenderá del inmueble; continuará dando mantenimiento a la instalación todos los veranos, para apoyar a los trabajadores del Ministerio de Educación del municipio, responsables ahora de la obra.

El lugar habitado

Cuando el pasado 4 de octubre reinició el curso escolar 2020-2021 para quienes se encuentran en años terminales de la enseñanza media, 34 estudiantes de contabilidad cruzaron por primera vez las puertas del Politécnico “Carlos Rafael Rodríguez Rodríguez”. El 8 de noviembre, cuando se reincorporen el primer y segundo año de contabilidad y bibliotecología, la matrícula ascenderá a 195 educandos.

En marzo de 2022, estos estudiantes pasarán al siguiente grado y se incorporarán las especialidades de servicios de belleza, gastronómicos y de comercio. En total, serán 329 jóvenes los que llenarán el centro. Poco a poco, las aulas y pasillos que durante meses permanecieron vacíos, se van llenando de vida.

Durante el acto de reinicio del curso en la provincia, que se desarrolló allí con la participación del Presidente de la República Miguel Díaz-Canel Bermúdez, se destacó su diseño para una educación de nuevo tipo, que garantice la formación integral del estudiantado. Promover el acceso combinado a la información, la historia y la cultura resulta un principio vital.

En función de ello, el centro no solo cuenta con 18 aulas, un teatro con capacidad de sesenta personas, un salón de reuniones, cinco cátedras para las especialidades, un área de dirección, ocho baños y una cafetería de uso exclusivo del colegio. Además, confluyen allí un museo, una biblioteca, laboratorios informáticos, un servicio de intranet y aulas especializadas para las diferentes carreras -ya habilitada la de contabilidad.

Su directora, Raisa Carrillo, confirmó la felicidad de quienes por estos días lo habitan. “Los estudiantes están muy contentos por volver a las aulas y aún más en una escuela nueva, con todos los requerimientos. Todos han hecho un recorrido por la biblioteca y la sala de historia. Para nosotros los docentes también es una satisfacción”, dijo.

Además, aseguró, se están cumpliendo todas las medidas higiénico-sanitarias para contener los contagios de la covid-19 y la mayor parte de los estudiantes están vacunados. “Asisten al inmueble lunes, martes y miércoles. Los otros dos días de la semana realizan prácticas laborales en instituciones vinculadas del municipio”.

Junto a ellos, estudiantes de otros 35 centros de enseñanza técnica profesional en La Habana comenzaron las clases el pasado lunes. “A nivel provincial, el reinicio del curso escolar fue muy bueno. El primer día se logró un 84,9% de asistencia a clases en esta enseñanza. Se han dado orientaciones de cumplir las medidas higiénico-sanitarias y contabilizar aulas anexas y especializadas”, puntualizó Delia Moreno.

Por supuesto, volver a las dinámicas docentes tras los meses de paro impuestos por la pandemia no es sencillo, pero el colectivo del Politécnico “Carlos Rafael Rodríguez Rodríguez” trabaja para enfrentar este y otros retos. Ángel Naranjo Morales, profesor de Lenguas Extranjeras y encargado del Departamento de Cultura General, explicó que se prioriza la adaptación de las materias docentes a impartir y la sensibilización de los estudiantes con las nuevas circunstancias.

“El vitral que techa el patio central de la escuela se asemeja a una brújula. Podría considerarse una metáfora de los desafíos a enfrentar por los estudiantes y profesores que hoy estamos acá”, asegura el joven maestro.

Mirar hacia el futuro

La instalación donde recién se inauguró el Instituto “Carlos Rafael Rodríguez Rodríguez” se compone por dos edificaciones heterogéneas: una con la fachada hacia la calle Monte de cuatro niveles y la otra hacia la calle Corrales de tres niveles. Ambas están unidas por una misma fachada a lo largo de la manzana en la calle Zulueta.

El espacio de la calle Corrales ocupa por estos días los esfuerzos del equipo que lidera María Isabel Martínez. Allí cobrará vida una nueva primaria que, adelantó Perla Rosales, se prepara como escuela inteligente de nuevo tipo.

Originalmente, este inmueble acogería todos los centros escolares que se encontraban en la Manzana de Gómez. Pero cuando la construcción avanzó, decidieron priorizar el instituto politécnico y una escuela primaria para que contaran con espacios más amplios. “Íbamos a dividir el inmueble de manera horizontal. Luego acordamos marcar límites de forma vertical, dejar en una primera fase el politécnico y en una segunda, la escuela primaria que estamos ejecutando hoy”, señaló Martínez.

Comentó que la restauración es un proceso complicado, por lo que las obras en la primaria están su etapa preliminar. “Comenzamos a reforzar toda la estructura que está en mal estado, totalmente apuntalada; hicimos algunas fundiciones importantes, como la escalera para tener acceso a las áreas superiores y estamos en un proceso de franca rehabilitación. Pretendemos inaugurarla para el curso escolar 2022-2023”.

Para lograrlo, no importan los tantos desafíos que enfrentan a diario, el trabajo no para. Cumplen con un encargo de quien fuera historiador ilustre de esta ciudad. “Este tipo de proyectos, las escuelas, es un sueño eterno que tuvo Leal. Y no se detendrá: nosotros continuamos soñado por él”, sentenció María Isabel.

(Tomado de Cubadebate)

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