Inocencia: una película que habla al futuro

Por Rafaela Balanza

El primer material audiovisual que vi del cineasta Alejandro Gil fue su documental Inocencias; el impacto fue tal que decidí hacerlo mi amigo, confieso que su sensibilidad para abordar uno de los hechos más desgarradores del siglo XIX en Cuba, me atrapó.

A través del tiempo seguí su desempeño, y siempre esperé más de esa historia, en la cual el absurdo se hizo muerte. Así en el 2017 vi hecho realidad mi anhelo, Ale terminaba Inocencia y el éxito era rotundo.

A cuatro años del estreno y en conversación informal retomé el tema y él reconoció que la motivación le llegó en los años 90, cuando trabajaba en los Estudios Cinematográficos de las FAR, y le pidieron participar en la serie Historia del Arte Militar en Cuba, con Eusebio Leal.

«Uno de los 20 capítulos estaba referido a los acontecimientos del 27 de noviembre de 1871 y esa oportunidad sembró en mi la necesidad de poder tratar el tema desde el documental. Comencé a investigar y lo conseguí, recuerdo que se presentó en el programa televisivo Farvisión.  

«Pero para mí no fue suficiente, quería abordarlo a través de un género más complejo y pensé que podía hacerse una serie o una película, pasó el tiempo y cuando terminé mi segundo filme La emboscada, Omar González, presidente del ICAIC en ese momento, me pregunta qué otro proyecto tenía y le presente el de Inocencia. Inmediatamente convoqué a Amílcar Salatti y le di toda la información que tenía para el guion».

Sé que mi amigo es talentoso, que siempre sabe a dónde quiere llegar y que contó con un equipo de realización de excelencia, por eso no me sorprendió el éxito del filme. Aposté porque Inocencia llegaría al alma de los cubanos y gané, o ganamos todos porque esta película, sin dudas, es imprescindible, nos hace vibrar, es un símbolo de patriotismo, de fidelidad.

«Está protagonizada por jóvenes y dedicada a los jóvenes. Siempre estuve insatisfecho con las marchas en homenaje a los estudiantes de medicina, ligeras, sencillas, de selfis, yo no estaba cómodo con eso; recuerdo que Eusebio Leal decía: No es día de jolgorio, ha de andarse en silencio y con la cabeza gacha, por eso este filme tiene que ver tanto con las esencias, con los sentimientos, con la capacidad de entender zonas de la historia. Por eso enfilamos la trama a reafirmar valores como la dignidad, la lealtad.

«De ahí que nos detuviéramos en Fermín, en su perseverancia, para buscar durante tantos años los cuerpos de sus compañeros. Su entrega, pasión y compromiso es algo que dice mucho en cualquier época.

«Quisimos mostrar la verdad sobre estos jóvenes, quienes fueron tomados como conejillos de Indias para sembrar el miedo en La Habana porque se ganaba la guerra en el oriente del país, y evidenciar a dónde puede llegar el odio, la venganza y la necesidad de corroer cualquier institución para lograr intereses mezquinos. También fue nuestra pretensión despojar un poco el cliché del menosprecio a todo español, pues hubo voces que estuvieron en contra de esa manipulación, de ese tremendismo que ocurrió con los estudiantes de Medicina».

Y es que Inocencia es una película salida del alma, no solo por lo artístico, sino porque moviliza el pensamiento, entretiene y emociona a la vez, pone rostro a esa parte de la historia. Por eso no me sorprendió el Premio de la Popularidad y el especial del jurado en el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano en 2018, ni otros internacionales como el de mejor película y dirección en el Havana Film Festival y el de la Asociación de Cronistas de Espectáculos (ACE) de New York.

«Todo el equipo de realización quedó satisfecho, filmamos mucho pero nos centramos en la historia, en perfilar toda la atención artística y de producción hacia la columna vertebral dramática de la película, que era la redimensión simbólica de la fecha y la reivindicación de la figura de Fermín Valdés Domínguez».

Sin dudas, Inocencia amplió el caudal de conocimiento de cubanos y foráneos sobre el hecho y motivó a muchos a indagar en la historia, tanto es así que este 27 de noviembre se presenta el libro referencial Con un himno en la garganta, un texto que hurga en los detalles relacionados con el asesinato de los ocho estudiantes de medicina y la realización del filme.

No hay dudas de que con Inocencia quedó saldada una deuda con la historia, narrar con extraordinario humanismo el horrible suceso y entablar un diálogo desde el sentimiento con el espectador es su principal mérito.

En estos momentos Alejandro Gil casi termina una nueva película de temática totalmente diferente. Su título de producción es AM-PM y por lo que me ha contado habla de encuentros y desencuentros, de soledad y también de amor y felicidad.

«El guion es de Senel Paz y Amílcar Salatti, se hizo en tiempos de pandemia, con un elenco de primer nivel, entre ellos Verónica Lynn, Armando Miguel Gómez, Clarita González, Eman Xor Oña, Jorgito Martínez, Blanca Rosa Blanco, Yaremis Pérez y un grande:  Enrique Molina, esta es su última película y editar sus escenas ha sido lo más difícil para mí», finaliza.

Espero con ansias esta nueva entrega de Ale y desde ahora auguro una excelente acogida. Éxitos amigo.

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