Por Claudia Turcas
Más de 120 filmes llegaron este mes hasta las salas de cines del Proyecto 23. Esta segunda dosis del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano comenzó el pasado 3 de diciembre y le propuso al público una diversidad cinematográfica cargada de mezcla, identidad y cultura.
Los cines capitalinos volvieron a convertirse en ese añorado espacio donde los amantes del séptimo arte disfrutaron nuevamente de sus propuestas. Como cada año, el evento reunió no solo aquellos cortos, largometrajes, documentales; también homenajeó a figuras icónicas del gremio.
Al fundador y director del Noticiero ICAIC Latinoamericano, Santiago Álvarez, está dedicado el documental “Los ojos de Santiago”. Tulio Raggi director y guionista de filmes de animación cubanos, contó el tributo de los realizadores Arián Valdés y Claudia Hernández. El Festival se proyecta siempre como un espacio para retomar y aprender de estos grandes del séptimo arte.
El pasado 11 de diciembre recordamos una vez más el natalicio del habanero Tomás Gutiérrez Alea. Qué mejor manera de volver a su obra que en tiempos de Festival, pues la Cinemateca de Cuba ha restaurado varios largometrajes y un documental del director.
Titón fue un cineasta del mundo. Influyente por sus concepciones cinematográficas y su expresión crítica de la realidad cubana. Defendió la función social del cine, debatió temas relacionados con el neocolonialismo y la identidad cultural, apostó por la creación, y se convirtió en uno de los más destacados directores de cine cubano de todos los tiempos.
De su mano nos llegaron títulos como Historias de la Revolución (1960), Las doce sillas (1962), Memorias del subdesarrollo (1968), Fresa y Chocolate (1993), Guantanamera (1995) y más de una veintena de largometrajes, documentales y cortos.
A lo largo de su vida, Tomás Gutiérrez Alea retrató las problemáticas sociales, económicas y políticas del país. Creó un cine auténtico, y nos legó una filmografía con un profundo valor social. Desde la comedia, el drama, retrató una sociedad en movimiento, señalando constantemente nuevos caminos interpretativos.
A decir de muchos especialistas, desarrolló una poética inquieta e inconforme, curiosa, revelando siempre sus creencias y convicciones. Hoy día sus obras son referentes y nos invitan a la reflexión.
Hay muchas maneras de recordarlo. Desde aquí, los invitamos a acercarse a la realidad viva del cine cubano, retratada por Tomás Gutiérrez Alea, Titón.