¿Qué pasó con el béisbol cubano en 2021?

Muchas noticias generó nuestro deporte nacional en estos últimos doce meses, trayecto marcado por el impacto de una pandemia letal que hizo estragos en el planeta, le arrebató la vida a varias glorias deportivas y directivos de este deporte, y obligó a cambiar estructuras y escenarios para poder realizar campeonatos nacionales e internacionales.

En este año atípico, donde tuvimos que sufrir las pérdidas de Higinio Vélez, Presidente de la Federación Cubana, y de Ernesto Reinoso, Comisionado Nacional, el béisbol pudo concluir con éxito su Serie Nacional y competir en las arenas foráneas con aciertos y desaciertos en medio de un contexto bien complejo donde fue víctima de crisis económicas y abandonos de varios atletas de sus delegaciones nacionales.

La coronación de los Alazanes de Granma en el mes de abril por tercera ocasión en cinco años, fue un buen colofón para una temporada amenazada constantemente por el virus y donde por primera vez en la historia hubo que jugar sin público en los graderíos y con un sistema de burbuja en los playoff para garantizar la salud de atletas, directivos, y todo el personal que se mueve alrededor de un campeonato deportivo.

Por su parte, la no clasificación a los Juegos Olímpicos dos meses después, fue quizás el golpe más duro que tuvimos que sufrir los aficionados a este mágico deporte, cuando no se pudo alcanzar el boleto en el Torneo clasificatorio de las Américas con un equipo dirigido por el matancero Armando Ferrer, después de tener en sus vitrinas tres medallas de oro en estas citas y estar presente en todas las finales disputadas hasta la fecha, algo de lo que ningún país puede presumir.

Otro de los momentos amargos que tuvimos que enfrentar en este 2021 fue la derrota en la final de la llamada Copa del Caribe de Curazao ante los anfitriones, evento realizado en julio donde asistimos con una escuadra de calidad dirigida por el tunero Pablo Civil.

En el último trimestre del año, con la designación del nuevo Comisionado Nacional Juan Reinaldo Pérez Pardo, el béisbol cubano tuvo sus mejores alegrías cuando fue nombrado Patrimonio Cultural de la nación, una designación esperada durante años por los aficionados que garantizará la continuidad de esa memoria colectiva y obligará a trazar estrategias efectivas para su rescate, conservación y desarrollo.

Las actuaciones del equipo cubano categoría sub 23 al mando del espirituano Eriel Sánchez, también nos dejaron un buen sabor a pesar de la presión de la exigente fanaticada, acostumbrada a aquellas supremacías beisboleras que una vez tuvimos en la segunda mitad del siglo pasado.

Un cuarto lugar en la III Copa Mundial de la categoría y una medalla de bronce en los primeros Juegos Panamericanos Junior, son logros aplaudibles, para un equipo que se tuvo que reestructurar varias veces y que contaba con atletas talentosos, pero que apenas tienen experiencia en Series Nacionales y que desde hace dos años no cuentan con un campeonato nacional de su categoría.

Por último, y para cerrar el año con fuegos artificiales, fue noticia la elección al Salón de la Fama de Cooperstown por el Comité de Veteranos, del matancero Orestes Miñoso y el pinareño Tony Oliva, dos atletas que hicieron una carrera exitosa en las Grandes Ligas y pusieron por aquellas tierras el nombre de Cuba en la boca de los aficionados.

(Tomado de Tribuna de La Habana)

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