Casas natales, lugares donde estudiaron o trabajaron los héroes y mártires, puntos habituales de reuniones y sitios de entrenamientos forman parte del «aporte» de La Habana a la gesta del 26 de julio hace 69 años, cuando un grupo de revolucionarios asaltaron los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, en Santiago de Cuba y en Bayamo, en la provincia de Granma.
Si bien las acciones fueron en la zona oriental, no se puede obviar que las reuniones de preparación de la acción combativa tuvieron como centro a la capital, afirmó a la Agencia Cubana de Noticias Francisca López Civeira, historiadora y profesora de la Universidad de La Habana.
La también doctora en Ciencias Históricas y Premio Nacional de Historia recordó que en la ciudad no hubo ninguna acción ni durante ni después al 26 de Julio, pues solo llegaban noticias falsas difundidas por los militares de Fulgencio Batista que mostraban a los asaltantes como asesinos.
Es justamente cuando se publica de manera clandestina La Historia me Absolverá, el alegato de defensa de Fidel Castro, que comienza a surgir un movimiento en La Habana y en toda Cuba de respaldo del movimiento, fue en ese momento que el pueblo comprendió el sentido programático del suceso, no se trató solo de un golpe militar, aseveró.
Al decir de la profesora, los profundos problemas socioeconómicos del país alentaron los asaltos a los cuarteles orientales.
Un país con una población de seis millones de habitantes, de la cual un millón de personas eran analfabetas, además de precarias condiciones laborales y de vivienda generaban descontento en Cuba, incluso en La Habana, donde a veces se tiene una idea errónea del nivel de vida de la época por ser la capital del país, poseer grandes construcciones y un mayor desarrollo en correspondencia con otras regiones, explicó Lopez Civeira.
El apartamento de Haydée y Abel Santamaría, en calle 25 número 164 esquina O, fue punto de reunión en la preparación de los acontecimientos del 26 de julio; de acuerdo con el libro La Capital en el Moncada era habitual encontrar al Comandante en Jefe junto a otros combatientes leyendo a José Martí, analizando la historia de Cuba o venerando a patriotas nacionales y latinoamericanos en esa vivienda del Vedado habanero.
Por ejemplo, los vínculos con el Laboratorio Thión, en J entre Línea y 11 en el Vedado, fueron tan estrechos que se emplearon cajas con el rótulo del establecimiento para enviar armas a Santiago de Cuba y su cuenta bancaria se utilizó en transferencias bancarias a nombre de Renato Guitart, con las que se sufragaron algunos de los gastos de las actividades.
En el Club de Cazadores del Cerro, único de su tipo en la década de 1950 en La Habana, efectuaron las prácticas de tiros con escopeta moncadistas como Armando Mestre y Juan Almeida Bosque; a base de entrenamiento se logró que el rifle 22 se convirtiera en un arma mortífera en manos de los revolucionarios, relata el texto.
Desde el Parque de los Leones, en Amistad entre Reina y Dragones, y el Parque de la Fraternidad partieron combatientes para Santiago de Cuba y Bayamo días antes de las acciones, según el libro fruto de un colectivo de autores.
Para López Civeira, el 26 de Julio de 1953 abrió el camino a un proceso de transformación que captó la simpatía e incorporó a muchas personas que aspiraban un cambio en Cuba, el cual pudo hacerse realidad seis años después con el triunfo revolucionario.
(Tomado de ACN).