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De La Habana a Pinar del Río para barrer la desesperanza

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A José Luis Valdeolla Hernández le bastó con ver en la televisión los destrozos que ocasionó el huracán Ian para decidirse y partir hacia Pinar del Río con el fin de brindar su ayuda.

Salió por sus propios medios de La Habana, donde reside desde hace varias décadas, y atravesó más de un centenar de kilómetros con sus instrumentos de trabajo, que no son una carga fácil.

Vi lo que estaba pasando y me tocó los sentimientos, manifestó a la Agencia Cubana de Noticias el trabajador de Servicios Comunales de la capital cubana.

Quise venir hasta la provincia para apoyar en lo que haga falta, aseguró.

Cogí por el túnel, caminé todo Boyeros y me pasé más de cinco horas para lograr venir; incluso pagué 500 pesos por el transporte y, al llegar, me dirigí a la sede del Gobierno Provincial, explicó Valdeolla Hernández.

Ya es usual verlo en las calles de la ciudad vueltabajera en labores de saneamiento; y en su andar lo acompaña el carro con utensilios para la higienización, que tanto le costó trasladar.

Son mis herramientas para trabajar, acotó mientras indicó con su brazo la escoba, el recogedor y el cesto grande que ahora se suman a la recuperación pinareña.

No importó que parte de su vivienda sufriera los estragos de Ian para traer su empuje al occidental territorio; en tanto aseguró que primero los más necesitados y luego, su hogar.

En sus más de cinco décadas de vida una experiencia semejante antecede al gesto solidario con Vueltabajo, pues hace algunos años estuvo en Santiago de Cuba cuando un potente organismo tropical azotó el oriente del país.

Estaré aquí hasta tanto quede una hoja por recoger. Soy cubano, ante todo revolucionario, y donde me necesiten voy a estar, puntualizó.

De pocas palabras, la inmensidad de José Luis supera su pequeña estatura y conmueve a quienes a su paso conocen su empeño y suman esfuerzos a su labor.

Porque los brazos de este cubano desde hace días barren desesperanzas en Pinar del Río -territorio fuertemente azotado por el huracán- y su solidaridad agiganta el alma en medio de las adversidades.

(Tomado de la ACN).

Fotos: Yoslaine Sánchez Arronte
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