Iberoamérica ovaciona nuevamente a la eterna Giselle, Alicia Alonso

Cuando el calendario evoca este miércoles el nacimiento de la eterna Giselle de Cuba, Alicia Alonso, el mundo vuelve a ponerse de pie y ovaciona su magistral obra en el Día Iberoamericano de la Danza.

La fecha inspirada en la prima ballerina absoluta deviene oportunidad de rendirle tributo y demostrar que su paso a la eternidad el 17 de octubre de 2019 a la edad de 98 años, no fue el final de su trayecto, pues permanece como una guía para las nuevas generaciones del Ballet Nacional de la isla, alineación que forjó hace más de siete décadas junto a Fernando y Alberto Alonso.

Capaz de posicionar la Escuela Cubana de Ballet en la escena internacional, Alonso se convirtió en un símbolo al punto de decretarse el Día Iberoamericano de la Danza en su honor, por acuerdo tomado en una reunión extraordinaria de ministros de Asuntos Exteriores de la Conferencia Iberoamericana celebrada en noviembre de 2020.

La fecha no solo significa una celebración en torno a un género de profundo arraigo y representatividad en la cultura de la región, sino una vía de mantener viva la herencia de Alicia, mediante un programa de actividades que involucra a diversas compañías, centros de enseñanza y otras instituciones.

En ese sentido, Pedro Simón, director del Museo Nacional de la Danza y compañero de vida de la icónica bailarina, informó que para la jornada se prevé un conversatorio en la Sala Villena de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, así como depositar ofrendas florales en su panteón.

Alicia ha devuelto a América Latina la confianza en sí misma en cuánto a la danza escénica, al tiempo que rompió con el estigma de que la región estaba dotada para los diferentes bailes folclóricos y diversas modalidades de la danza moderna, explicó Simón.

Se pensaba que los grandes lenguajes danzarios, el ballet clásico y romántico, por ejemplo, no era apto para nuestros países, recordó el investigador y escritor, quien hizo un repaso del momento en que irrumpió Alicia en la escena estadounidense sin desprenderse de la esencia de su país, impresa en cada actuación.

La ocasión será propicia para que estudiosos, compañeros de trabajo, amigos y admiradores recuerden el aporte de la gran artista a la danza iberoamericana y al patrimonio universal, entre ellos una de la “joyas del ballet cubano”, Aurora Bosh, una de las más destacadas discípulas de Alicia.

Para Bosh, constituyó un honor poder vivir su proceso de formación y desarrollo profesional bajo la guía de los tres fundadores de la escuela cubana, al tiempo que destacó la capacidad de Alicia de enseñar con su ejemplo, de inculcar el amor por el trabajo y perseguir la perfección.

La agenda incluye también la misa en la Santa Metropolitana Iglesia Catedral de La Habana, con la participación de la Camerata Vocale Sine Nomine, bajo la dirección de Leonor Suárez Dulzaides, el tenor Alejandro Garbey y el organista Ramón Leyva.

De igual forma, el homenaje propone un acercamiento a las artes visuales con la exposición Mi amiga Alicia, del pintor Nelson Domínguez, que abrirá al público en la Galería de Arte Universal de Güines, Mayabeque, el próximo 23 de diciembre.

Merecedora de más de 200 premios internacionales e intérprete de obras clave en el panorama de la danza mundial, Alonso partió a la eternidad convertida en un símbolo de inspiración y fuera de los límites del escenario también brilló de forma magistral.

Carmen, Giselle y otras muchas icónicas obras del género quedaron impresas en su piel y en la memoria colectiva de la danza, pues Alicia grabó con ellas, su nombre en la cima del ballet clásico en el ámbito iberoamericano.

(Tomado de Prensa Latina)

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