Eran alrededor de las nueve, no me dejaban en casa ver la novela porque no era horario para niños, pero aquella canción quedaba prendida en mi mente…
…Pero ay amor, si te llevas mi alma, llévate de mí también el dolor…
¡Ay amor! , ese icónico tema de Ignacio Jacinto Villa Fernández, mejor conocido como Bola de Nieve, era la canción de presentación de la novela que quedó en la memoria como «la del amarillo» (que en realidad se llamaba Si me pudieras querer, como otro de sus temas).
Así conocí a Bola, ese músico habanero de pura cepa. En 1923 matriculó en el Conservatorio Mateu, y sus primeras veces en el piano, fueron dando vida al cine sonoro en el teatro Carral de su natal Guanabacoa. Estuvo en escenarios mexicanos, americanos, franceses e italianos y el público de su Habana, podía disfrutarlo en el restaurante Monseñor, el que a partir de 1965, fue un espacio fijo para sus presentaciones.
Cantante, compositor y pianista Bola, nombrado así por Rita Montaner, sorprendió al mundo con esa voz particular a veces rajada, otras tan aguda y sobre todo, por esas letras que llegan al alma y nos hacen admitir que «no se puede tener conciencia y corazón».
No puedo ser feliz, Si me pudieras querer, Drume negrita, o Aquellos ojos verdes solo son algunos de esos temas que hoy escucho en días de nostalgia, que me recuerdan a mi infancia y me hacen sentir más orgullo por esta hermosa ciudad que ha visto nacer a grandes como Bola quien hoy hubiera cumplido 113 años.
Por: Gabriela Labrada