Entre los hombres que más ha amado a Cuba, Camilo Cienfuegos Gorriarán, habanero por excelencia, destaca entre muchos.
Dicen quienes lo conocieron que su sonrisa encantaba y que su carisma era, por mucho, lo que animaba a todos a su alrededor.
Defectos tuvo, sí, estoy segura; pero entre sus muchas virtudes, la entrega a la causa revolucionaria y el ardor por ver a Cuba independiente y libre fue su más alto honor.
Dos fechas marcaron su vida: el 6 de febrero, día en el que nació y la otra, el 28 de octubre de 1868. Esta última tiene una carga de fatalidad, pues en ese día, el avión en el que se trasladaba cayó al mar para nunca más ver a Camilo, el Señor de la Vanguardia.
Sus anécdotas de vida están cargadas, en su mayoría, de bromas, carcajadas, gusto por la vida y entrega a Cuba. Hoy, a 56 años de su pérdida, quedan esos recuerdos inmortalizados en el corazón y la mente de cubanos y cubanas.
Cada año desde su desaparición física, niños, jóvenes, mujeres, hombres y ancianos, van al mar a homenajear la vida de quien no se tuvo la oportunidad de enterrar. Por eso llevan flores al mar, su tumba, quien las recibe gustoso cada 28 de octubre.
Por: Lic. Dánae Ricardo Aldana.